Va pasando el tiempo y pocas cosas se aclaran. Quizás nada se deba aclarar. Quizás necesiten explicaciones unos pocos. A las minorías hay escucharlas, de ahí a hacerles caso hay un trecho. El tiempo y la paciencia no hacen buen maridaje. Claro que uno espera una respuesta y si no es la esperada habrá decepción. Pero la decepción no es una compañía esquiva. La conocemos y por familiar seguramente no molesta. El tiempo se agota y veremos pronto respuesta. La analizaremos pero seguro desde el punto de vista del perdedor. Nada nuevo.
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